martes, 10 de noviembre de 2015

Suite Francesa. Irene Némirovsky













Suite francesa es parte de un proyecto ambicioso que Némirovky desafortunadamente, no pudo finalizar. La escritora fue detenida en 1942 y trasladada a un campo de concentración, muriendo en Auschwitz poco tiempo después. La novela está compuesta como una sinfonía en cinco movimientos tomando como inspiración la 5ª Sinfonía de Beethoven. Hasta nosotros llegó un boceto de la novela que tenía en mente, estaría dividida en cinco partes –de las cuales sólo llegó a escribir dos,  el título y algunas ideas sueltas del resto - siguiendo la estructura de la composición musical.
El libro arranca con un estruendo: el bombardeo sobre las calles de París. Alertadas por el rugir de las alarmas que anunciaban la cercanía de los aviones enemigos, miles de familias se lanzan a la carretera en coche, en bicicleta o a pie. Esta huida queda narrada con gran maestría, es la situación idónea para saca a la luz la esencia de los seres humanos, los velos del buen comportamiento, de la educación, de la corrección, se caen cuando uno olfatea el peligro, dando lugar a escenas conmovedoras aunque en su mayoría son grotescas y despiadadas.
La marcada diferencia entre ricos y pobres es una constante en Suite Francesa. Quien escribe se encarga de ridiculizar a los pudientes cuando se aferran a lo que tienen y pierden la perspectiva del mundo real. La clase dominante mira con arrogancia al pueblo, los considera inmaduros, inferiores, hasta el punto que muchos de los personajes más pudientes, consideran a la gente común un estorbo si no están para servirlo, según quieren creer ellos, el dinero y la clase les otorga, una autonomía especial. Nemirovsky considera que justo por eso, por una mejor educación y más privilegios, ellos deberían tener un mejor criterio y una visión del mundo más amplia y generosa.
La segunda parte de la novela se centra en la presencia de los invasores en el día a día de una pequeña localidad francesa, se vislumbra el desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La historia da una oportunidad a los enemigos para conocerse a nivel personal, lo cual planteará otras guerras paralelas, los seres humanos convierten en enemigo a todos aquellos que no comparten sus mismos intereses, vemos colaboracionistas con los alemanes, historias de amor, realidades difíciles de asumir para quienes se indentificaban con una comunidad y tenían bien definido al enemigo oficial.
Némirovsky plasma con gran habilidad lo que ocurre dentro de sus personajes en plena contienda, ambos protagonistas son personas que pertenecen a bandos enemigos. Para ella, el  ser humano está por encima de los conflictos a los cuales se ve arrastrado por su grupo. Por eso le otorga todo el peso y la responsabilidad en sus actos. Así queda de manifiesto en sus notas:

"Hago aquí la promesa de no volver a descargar mi rencor, por justificado que sea, sobre una masa de hombres, sean cuales sean su raza, religión, convicciones, prejuicios o errores. Compadezco a esos pobres chiscos. Pero no puedo perdonar a los individuos, a los que me rechazan, a los que nos dejan caer fríamente, a los que están dispuestos a darnos la patada. A ésos, si los cojo algún día..." (pág 418).

Irène Némirovsky no sobrevivió a su época, no pudo evadirse de sus verdugos. Cazada prácticamente cuaderno en mano, se afanó sin embargo en insuflar vida a sus criaturas. Incluso siendo generosa con personajes mezquinos, dándoles la posibilidad de una huída que se negó a sí misma. Cerrando de este modo su novela, inconclusa, de una manera casi mágica, en círculo, de nuevo la guerra fuerza a una masa humana a ponerse en movimiento, en este caso son los alemanes, llamados al combate en Rusia, se ven obligados a abandonar el pueblo, entonando un himno grave y lento que se pierde en la noche.
Desde su mismo título, la novela encierra un canto a la música, a los sonidos, tal vez "porque sólo la magia de la música puede romper las barreras que separan a vencedores de vencidos, y tocar algo indestructible en su interior".



Irène Némirovsky nació en Kiev, en 1903, era hija de un banquero judío ucraniano y murió en el campo de concentración de Auschwitz, 17 de agosto de 1942,  la novelista de origen ucraniano,  vivió gran parte de su vida en Francia, se sentía francesa y publicó su obra en francés. A pesar de ser una figura muy valorada a nivel literario, no le permitieron sobrevivir a la masacre judía. Fue deportada bajo leyes raciales por su origen judío, aunque se había convertido al catolicismo en 1939.
A continuación enumeramos los títulos tan maravillosos que nos dejó:
  • El malentendido (novela, publicada en 1926 en la revista Le Oeuvres Libres y editada como libro en 1930).
  • Un niño prodigio (novela, 1927).
  • David Golder (novela, 1929).
  • El baile (novela, 1930).
  • Nieve en otoño (novela, 1931).
  • El caso Kurílov (novela, 1933).
  • Le pion sur l'échiquier (1934, no traducido al español).
  • Films parlés (1934, no traducido al español).
  • El vino de la soledad (novela, 1935).
  • Jezabel (novela, 1936).
  • La proie (1938, no traducido al español).
  • Deux (1939, no traducido al español).
  • El maestro de almas (novela, 1939).
  • Los perros y los lobos (novela, 1940).
  • Los bienes de este mundo (novela, publicada en 1941 en el semanario Gringoire y editada como libro póstumamente, en 1947)
  • La vida de Chéjov (biografía, 1946, obra póstuma)
  • Fogatas (novela, 1948, obra póstuma).
  • Dimanche (cuentos, 2000, no publicado en español, obra póstuma).
  • Destinées et autres nouvelles (2004, no publicado en español, obra póstuma).
  • Suite francesa (novela, 2004, obra póstuma).
  • El ardor en la sangre (novela, 2007, obra póstuma).